2.1.12

La arrogancia es calaña.


Te pones los cascos, la música alta, muy alta; entonces, miras a tu alrededor y todo lo ves distinto, la gente camina sin hacer ruido, habla sin decir nada, los coches, las motos...nada. Es...es como si todo desapareciera en ese instante, como si la monotonía se despidiese para siempre. Estamos yo, y mi ipod, yo y mi música, yo y todos esos grupos que consiguen hacerme bailar, cantar, reir, llorar... Esas canciones con las que no puedo contenerme y hago cualquier cosa para sacar lo que siento fuera.
No me gustan las despedidas, los finales, por ello no dejo acabar mis canciones, y justo en el último segundo, algo se para y algo empieza de nuevo. La música se congela, se queda en silencio, pero, vuelvo a oir a esa gente hablando, esos coches pitando, oigo los tacones de las muchachas que van a darlo todo y... PLAY, suena otra canción distinta, distinto ritmo, distinta música, distinta voz... y con la anterior se van unos sentimientos para transformarlos y hacer que vengan unos nuevos con esta nueva.
Esa; Cuando la escucho, no hay nada más. No puedo pensar en otras cosas. Podría llegar al éxtasis escuchandola. Podría morir sintiendola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario